sábado, 30 de septiembre de 2017

Ahora hay que reforzar la infraestructura cívica federalista

El pasado jueves tuvo lugar en el Baix Llobregat, concretamente en Sant Joan Despí, un acto esperanzador que contrastaba con el ambiente crispado de las calles de una parte importante de Cataluña. En ese acto, formalmente de clausura de la campaña de micromecenazgo del documental "Federal" de Albert Solé, hablaron numerosos representantes de la izquierda catalana y española, que llevan tiempo proponiendo el camino que finalmente se abrirá paso tras el colapso del proceso independentista catalán. El reconocimiento general (que no por parte de sus líderes) de este colapso puede tardar unos días o unas semanas, pero se irá produciendo a medida que se haga evidente la imposibilidad de lograr una secesión unilateral en un estado de derecho en la zona euro en el siglo XXI. Esperemos que en este proceso de reconocimiento no se generen ya más costes irreparables para el conjunto de la sociedad. En el acto de Sant Joan Despí se prefiguró lo que serán las ideas centrales del diálogo federal de los próximos meses y años. Como dijo Nicolás Sartorius, en este diálogo, impulsado por la izquierda pero tratando de convencer a los sectores lúcidos de la derecha española y del independentismo, debemos conseguir una aclaración competencial, una mejora del sistema de financiación territorial, y una reforma del Senado para que se convierta en la cámara de representación territorial donde se practique el gobierno compartido en una serie de tareas. Se podrían añadir más cosas, como un régimen multilingüe como el de Canadá y Suiza, y una desconcentración de los servicios de capitalidad, hoy excesivamente concentrados en Madrid. Pero todo esto saldrá si se produce el espíritu de diálogo fraternal que hay que promover, y para promoverlo no basta con decirlo, sino que hay que impulsarlo con activismo eficaz. Por eso es muy interesante la plataforma federalista que el propio Nicolás Sartorius, con muchas otras personas, está impulsando en toda España. Es fundamental, como se habló en la cena posterior al evento y el desayuno del día siguiente, que los federalistas catalanes realicemos presentaciones conjuntas y debates con federalistas del resto de España tanto en Cataluña como en el resto de comunidades. Es fundamental que expliquemos con más eficacia que la globalización exige federación, que el nacionalismo es el principal enemigo de la clase trabajadora, y que para defender el estado del bienestar y la democracia necesitamos federarnos y ceder soberanía bajo control democrático de calidad a instancias superiores en una serie de materias fundamentales, como ha explicado Macron en un impresionante discurso en la Sorbona. Para eso hay que reforzar a estas plataformas federalistas, empezando por Federalistes d'Esquerres, que hace milagros con una desproporción absoluta de recursos. Es un milagro que una parte muy importante de los catalanes se siga reclamando federalista cuando se le pregunta, es un milagro que hayamos conseguido ser un dique frente al independentismo entre buena parte de la izquierda (no sólo socialista), cuando sólo le hemos puesto voluntarismo y voluntariado. Hay que aprovechar a todas las personas que se nos han acercado y han ampliado nuestras filas en las últimas semanas, y hay que colaborar con personas que no sean de izquierdas, por ejemplo creando instrumentos de pensamiento y acción europeístas y federalistas con sede en Barcelona. Frente a nosotros está no sólo la sentimentalidad nacionalista con toda su fuerza, sino también instituciones que ya tienen poco de públicas que dedican sus recursos a promover una idea de parte, apoyadas por intereses privados tan desvergonzados que ahora hasta les esponsorizan las ruedas de prensa, y apoyadas por oscuros intereses internacionales, aunque por ningún gobierno democrático de ningún país del mundo, y menos de Europa. El "procés" termina poniendo niños de escudos humanos, privatizando la Generalitat y amenazando a los discrepantes (o incluso a los no discrepantes, pero que se cree que pueden discrepar en el futuro). Lo que empieza, o lo hará bien pronto, es un diálogo fraternal para evolucionar definitivamente hacia el federalismo español y europeo del siglo XXI.

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