martes, 16 de mayo de 2017

PSOE: como en la grada o como en la escuela

Creo que en líneas generales hay dos formas de aproximarse a la acción colectiva, y yo (como tantos otros) las he practicado las dos, y las sigo viviendo de cerca gracias a mi experiencia como padre y como aficionado al fútbol. Por una parte está el comportamiento expresivo de los aficionados al fútbol en la grada, que gritan a favor de su equipo para que éste gane y derrote al adversario, si puede ser de forma humillante. Por otra parte está lo que se enseña a los niños y niñas en el colegio, especialmente cuando surgen conflictos: tenéis que hablar y aprender a poneros de acuerdo. El otro día en la fiesta del colegio de mi hija era admirable como la profesora de música había conseguido que tres aulas de 5º de primaria cantaran y tocaran la flauta al unísono, o como en la muestra del laboratorio de ciencia, se enseñaba a los niños a plantear conjuntamente un proyecto de investigación, por consenso. La mayoría de especies animales, incluyendo la especie humana, en general resuelve sus decisiones colectivas, en el seno de grupos consolidados, por consenso. Una vez quien o quienes ostentan el liderazgo marcan una dirección a seguir, toda la manada le sigue, pero para que le siga la manada quien ejerce el liderazgo calibra qué dirección tomar para que no se queden unidades en el camino. La cohesión favorece la fortaleza del grupo y le hace ser más competitivo en la competencia inter-grupal. Que antes de este domingo el PSOE aprenda esta lección es ya imposible, pero ojalá los resultados de la elección de la secretaría general hagan imprescindible tenerla en cuenta. Durante la campaña de las primarias he estado atento a los argumentos de unos y otros, ya que como tengo derecho al voto espero ejercerlo de la forma más responsable posible. He escuchado o leído buenos argumentos a favor de Susana Díaz, como lo que hoy escribe José C. Díez, o a favor de Pedro Sánchez, como lo que me llega por un grupo de amigos de WhatsApp sobre lo que dijo Jordi Hereu en un evento. Los argumentos son a veces tan buenos que me he llegado a preguntar si José Carlos o Jordi no hubieran sido mejores candidatos. Pero la verdad es que he escuchado también muy buenos argumentos, y sobre todo más ruidosos, para no votar a ninguno de los candidatos favoritos. Algunos de estos argumentos son conocidos, y no vale la pena reiterarlos. No todos tienen fundamento, como los que expresan prejuicios injustificados hacia candidaturas o grupos de votantes. Por desgracia el método de votación (cada uno vota una sola candidatura una sola vez y gana quien tiene más votos) favorece a quienes ostentan preferencias extremas. Podría ser que, con el sistema de votación actual, ganara la elección una candidatura con menos del 50% de los votos, cuando quizás sea una candidatura que es la peor opción para más de la mitad de los votantes. Puede que el PSOE haya elegido el peor sistema de votación posible en el momento más delicado de su historia. Si tomamos como punto de referencia el recuento oficial de los avales y suponemos que quienes avalaron a Díaz y Sánchez tienen como segunda opción a Patxi López, otros sistemas de votación distintos del reglamentario actualmente, que reflejan mejor las preferencias por todos los candidatos, darían como vencedor a Patxi López. Esto es así si utilizamos como criterio el del "vencedor de Condorcet" (qué candidatura gana a las otras dos en comparaciones por pares) o el criterio de Borda (cada votante puntúa con 3, 2 y 1 punto a las tres candidaturas, algo parecido al Festival de Eurovisión). Lo he calculado (los resultados están "available upon request" como se dice en las revistas científicas) y el resultado es el mismo en cuanto a preferencia colectiva tanto si suponemos que los partidarios de López tienen a Sánchez como segunda opción o tienen a Díaz (o si se dividen en su segunda opción). Patxi López no debe tener muy buenos asesores, porque en lugar de reivindicar el método de Condorcet o el de Borda, propuso un sistema a dos vueltas que le hubiera dejado eliminado a la primera (como se eliminó en unas célebres elecciones francesas a Jospin pese a que hubiera sido el ganador de Condorcet frente a Chirac y Le Pen padre). Cuando se presentó Patxi López me pareció una buena opción de síntesis para pacificar el partido. Como he tenido los oídos bien abiertos para escuchar buenos argumentos, un amigo mío me convenció para no descartar el voto en blanco, como voto de protesta por la incapacidad del PSOE de renovarse, pero votando al fin y al cabo para expresar un compromiso renovado con una militancia que es parte de nuestra identidad compleja. Y ahí estoy. Avalé a López porque me lo pidió una compañera, que lo hizo sin ninguna coacción, igual que el amable compañero que me pidió avalar a Sánchez. No creo que nadie en el PSOE ni en el PSC se deje coaccionar, ni creo que se deba insultar a nadie hablando de voto cautivo, aunque como yo, muchos sí se dejan influir, como es muy normal en una democracia participativa y deliberativa. Quizás si Patxi saca un buen resultado, las voces a favor de la concordia se impongan en el Congreso del PSOE, la auténtica segunda vuelta. Si no voto en blanco, votaré a Patxi.

2 comentarios:

  1. Excelente análisis, todos los militantes del PSOE deberían leer tu artículo y recapacitar a fondo.

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  2. Ramón Sánchez Ramón20 de mayo de 2017, 2:09

    Gracias, Francesc. Yo ando también a la greña con mis razonamientos, con los que oigo, con la memoria y con mis emociones. Quiero votar lo mejor, no lo que me piden los bajos. Lo mejor para el partido, pero también lo mejor para España y lo mejor, si me permites un poco de grandilocuencia, para Europa. Lo mejor, a secas.

    No votaré a Susana. Creo que representa lo que ella dice, pero creo que ese es justamente el lastre que hay que abandonar. El “PSOE de toda la vida”, que quiere decir el que hicieron casi de la nada Felipe y Alfonso, no más atrás, ya no sirve. Hicimos un sistema electoral y una ley de partidos que respondía a un país sin ninguna experiencia de participación política, con una ideas sumarias de lo que era la democracia y un difuso franquismo sociológico cuyo alcance y poder nadie conocía muy bien. Y Alfonso organizó un partido bastante parecido al centralismo democrático leninista, aquel de “el que se mueve no sale en la foto”. Hace tiempo que el modelo del 78 está amortizado, desde la CE78 a los partidos.

    Pedro tiene en estos momentos el crédito moral. Se lo dieron los que pretendían a apartarlo, pero es cierto que todavía tiene que mostrar crédito político. En política y en una en una situación de crisis y desorientación, no basta con escribir un documento de medidas y propuestas. Un líder tiene un valor pedagógico: trasmite valores y trasmite una proyecto de cambio, no basta con remitirse a la militancia o al votante sino liderar. Es el símil de la manada que tú planteas, aunque discutiría algunas cosas de fondo, porque una manada no es grupo social. Si Pedro gana las primarias, se convertirá en el Secretario General, pero ya no podrá seguir viviendo del crédito moral. Al día siguiente necesitaremos un líder político y eso todavía lo tiene que demostrar.

    Como tú, creo que Patxi es un excelente candidato de consenso, pero no sé si sería un excelente líder y esto es lo que necesitaremos el lunes. Patxi sería un excelente numero dos junto a un líder, y una pieza fundamental en el período que irá entre el lunes y el congreso.

    Conclusiones. Tácticamente hay que concentrar el voto en Pedro, incluidas las razones de mecánica electoral que explicas. Votar en blanco puede tener una valor testimonial, pero eso no surtirá efectos reales y tiene más que ver con la conciencia de cada uno. Habla bien de ti, pero no ayuda a resolver el problema de todos.

    La cuestión de fondo no es táctica, sino estratégica y allí estoy como tú: lleno de dudas. Pedro es una apuesta. Además ya ha ofrecido a Patxi que se sume y el posible tandem Pedro-Patxi mejora la esperanza matemática de la apuesta. Así que sí, votaré a Pedro.

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