martes, 23 de febrero de 2016

El PSOE debería aceptar la supresión de las diputaciones

En varios posts anteriores he criticado al partido Ciudadanos por sus rasgos populistas y nacionalistas. Ello no me impide reconocer cuando realizan aportaciones constructivas al debate político, igual que las realizan fuerzas políticas de las que también discrepo en muchas ocasiones, como Podemos e Izquierda Unida. En el caso que me ocupa hoy quiero referirme a la propuesta de Ciudadanos de suprimir las diputaciones provinciales en España, propuesta de la que parece depender el cierre de un acuerdo entre el partido de Rivera y el PSOE para apoyar la investidura de Pedro Sánchez como presidente del gobierno. Supongo que la propuesta todavía puede rechazarse y quedar en nada, pero me parecería una ocasión perdida. De hecho, yo hubiera deseado que el PSOE y el PSC hubiesen hecho suya esta propuesta desde hace mucho tiempo. La supresión de las diputaciones provinciales es una buena idea por dos razones fundamentales:
-En primer lugar, se trata de una reforma de un espíritu claramente federal, en la medida que las diputaciones provinciales son hoy un nivel de gobierno relevante y poderoso que no rinde cuentas directamente a la ciudadanía, sino a otros gobiernos, en este caso los municipios. Se inscribe por tanto en una lógica más confederal que federal, y por lo tanto menos conducente a una democracia de calidad de lo que sería deseable. Las diputaciones provinciales contribuyen además hoy día a la confusión competencial que existe en España y son un freno a la necesaria evolución federal del Estado de las Autonomías.
-En segundo lugar, las diputaciones han sido el caldo de cultivo de prácticas clientelares que persisten hasta el día de hoy. Son la administración favorita de los partidos políticos para colocar a cargos de confianza no electos, y por lo tanto contribuyen a perpetuar carreras políticas más allá del deseo de los ciudadanos (y habitualmente más allá de lo que sería bueno para las personas afectadas), distorsionando la selección de capital humano para la acción política. No hace falta recurrir a casos de corrupción que han tenido por escenario las diputaciones. Sin tener en cuenta la corrupción, las abundantes prácticas clientelares de tipo laboral y el enchufismo son razones suficientes para suprimir la institución.
Dicho esto, las diputaciones hacen cosas útiles, básicamente labores de prestación de servicios supramunicipales, que deberán ser asumidos por otras administraciones, ya sean mancomunidades de municipios, consejos comarcales donde existan o la administración autonómica.
Si se suprimen las diputaciones la opinión pública visualizará de verdad que nos tomamos en serio la renovación de nuestras instituciones. Felipe González dijo no hace mucho que él estaba de acuerdo. Pedro Sánchez debería hacer lo mismo.

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